¿QUE JOYAS DEBE LLEVAR LA NOVIA?
Este post lo estoy escribiendo en el tren camino a Madrid y va dedicado a mi amiga Arantxita ya que cuando hacemos algún viaje juntas terminamos comprándonos alguna “joyita”. ¿Qué joyas debe llevar la novia el día de su boda?, os voy a contar mis ideas.
¿Cuáles no te pueden faltar ese día?
En la novia puesto que la tradición de llevar “algo nuevo, algo prestado, algo viejo y algo azul” se cumple casi siempre, en alguno de los “algos” anteriores las joyas cobran especial relevancia.
La más importante y la que creo que no puede faltar es el anillo de compromiso o el anillo de la pedida (ya sabéis que soy del sur, la pedida la recuerdo con tanta alegría que es uno de los momentos más bonitos que he vivido jamás y por eso mi anillo de pedida va siempre conmigo).
También puedes elegir cualquier pieza familiar que te haga especial ilusión o porque por tradición haya pasado de generación en generación.
Los pendientes alegran el rostro de la novia y soy muy fan de aquellos que tengan algo de color, por lo general, suelen ser regalo de los padres, suegros o abuelas de la novia. ¡Sé divertida y cuanto más historia tengan mejor que mejor…!
No debemos pasar por alto aquellos apliques, broches, pulseras o colgantes que se reconvierten el día de tu boda en bonitos adornos o tiaras que completan el estilismo, conozco a novias que han montado su estilismo empezando por elegir estas piezas tan especiales.
Este año se casó mi amiga Avi (pincha aquí para ver fotos de su boda) y ella tenía claro que quería llevar gemelos, pues bien, es otra opción para lucir de manera entrañable alguna joya y le da un toque al look.
No es mi debilidad llevar colgantes o gargantillas demasiado aparentes ese día, a no ser que sea un punto de luz, una cruz pequeña o simplemente cuando se trata de piezas que son realmente bellas como para que cobren tanta relevancia.
¿Queréis saber que llevé el día de mi boda?
1.-Mi anillo de pedida: No quería el solitario, que me encantan, pero confieso que soy un “pelín” supersticiosa, en alguna ocasión, escuché a unas abuelitas de mi pueblo decir que tiene un nombre un tanto curioso “solitario” y me hizo pensar… ¡tonterías… pero no lo puedo remediar!, así que yo quería una alianza de oro blanco con 7 diamantes que me hicieron en Perodri, diréis ¿por qué 7? porque me encanta ese número y aparte es impar, ¡detesto los pares jaja!
2.-Los pendientes de oro blanco fueron regalo de mis padres, colgaban un poquito y tenían un hoja trifoliada que cubría el lóbulo, ¡qué bonito recuerdo!
3.-Para mí era muy importante llevar una cruz el día de mi boda, siempre llevo algo religioso puesto ya sea una cruz y/o Virgen. Pensaréis, mira que tiene manías Inmita, sí, pero soy así, me gusta sentirme protegida de esa manera. Mi amiga, a la que nombre al principio de este post, como me conoce demasiado bien, me regaló una preciosa pulsera de Suárez de oro blanco con una cruz pequeñita de diamantes y desde ese día no me la he vuelto a quitar, ¡gracias amiga!
4.-Por último, nuestras alianzas, eran sencillas, el clásico aro en oro amarillo y tampoco nos lo pensamos demasiado. Una tarde fuimos a Ciudad Rodrigo, un pueblo cerca de Salamanca con especial significado para nosotros, y me dijo Emilio: “¿pequeña, y si compramos aquí las alianzas…?“ a lo cual respondí con un sí rotundo y rebosante de ilusión.
Para terminar, os dejo un sabio consejo que me dió mi abuela: “hija, no temas a que le pase algo a esa pieza tan espcial, no la dejes guardada y sin lucir, las joyas deben estar vividas y que formen parte de tí…”
P.d: Arantxita, ¿de dónde vendrá la próxima joyita?
¡Va por tí amiga!
Inmita G.
Foto de portada: Click10